La música como canalizador de sentimientos

La música es uno de los principales vehículos capaces de canalizar sentimientos. Expresar emociones que difícilmente podrían ser mostradas con palabras y donde la música es capaz de llegar y transportarnos.

A todos nos ha pasado en numerosas ocasiones que sentimos que hay una canción que expresa perfectamente nuestro estado de animo: alegría, tristeza, miedos, esperanzas. Canciones que son capaces de transportarnos a momentos pasados o futuros, que nos ayudan a hacer deporte, a relajarnos, a activarnos, etc.

Así, a pesar de que los gustos musicales de cada persona son diferentes, y cada individuo siente ciertas emociones con una música determinada, existen patrones generales comunes a casi todas las personas. Por ejemplo, los timbres agudos activan ciertas áreas de nuestro cerebro y, puesto que hay más neuronas en estas áreas que detectan los tonos agudos que los graves, estos timbres tienden a excitar y tonificar, haciéndonos sentir enérgicos, eufóricos… De esta forma, las notas de una escala mayor, que son más agudas, estimulan el movimiento, la alegría, la expresión de manera externa.

Por el contrario, las notas de menor escala se pueden relacionar con sentimientos de tristeza o con sentimientos muy profundos, lo cual no tiene por qué representar un “efecto negativo” de la música, sino todo lo contrario. Aunque parezca paradójico, cuando tenemos un estado de ánimo bajo, en ocasiones, escuchar música triste nos hace experimentar una sensación de bienestar y placer, al percibir que dicha música está en sintonía con nuestros sentimientos.

El objetivo de este curso pretende, por tanto darnos las herramientas a partir de las cuales seamos capaces de realizar nuestras propias composiciones. De llegar con nuestra música a aquellas zonas donde las palabras no alcanzan.

Y ahora que estás dispuesto a empezar a componer quizá sea el momento de plantearte. ¿Por donde empiezo?

Artículos científicos sobre relación entre la música y los estados de ánimo: