Aplacando la frustación

Uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos día a día las personas que nos encontramos aprendiendo la práctica de un instrumento es la de sentir que no somos capaces de avanzar en el mismo.Nos sentimos frustrados e incapaces de hacer sonar nuestro instrumento como a nosotros nos gustaría.

En más de una ocasión, seguramente, nos habremos planteado incluso si esto resulta verdaderamente “lo nuestro”, como si realmente hubiesen personas con una mayor predisposición para la práctica de un instrumento, lo cual es completamente falso. Como se dice habitualmente, la práctica hace al maestro y en el mundo de la música este precepto no resulta un excepción.

Indudablemente no podemos cuantificar nuestro aprendizaje únicamente en cuanto al número de horas que le dedicamos al mismo, no se trata de una relación proporcional.

Además de este influyen otros factores como ahora el acompañar el mismo de una correcta instrucción, alguien que sea capaz no solo de enseñarte y hacerte mejorar en la técnica, sino también de motivarte.

La motivación en muchas ocasiones resulta clave para el éxito.. Algo que, en muchas ocasiones, resulta ciertamente complicado. A continuación vamos a disponer de una serie de recomendaciones, que no resultan más que una serie de conclusiones a partir de la observación y la experiencia adquirida de nuestros muchos años como músicos y en el campo de la docencia.

El objetivo es siempre aprender:

No confundamos nuestras metas. Nuestro objetivo es aprender y gracias a este conseguiremos nuestras metas. Ya sea aprender a tocar una canción, un estilo musical, a componer… Pero siempre con la visión de que nuestro fin es aprender y mejorar día a día con la práctica, cuando uno deja de aprender es cuando pierde verdaderamente la motivación.

Ponte metas a corto plazo:

En muchas ocasiones nuestra frustación surge a partir de plantearnos objetivos demasiado ambiciosos. Cuantas veces habré escuchado aquello de ‘Quiero aprender a tocar como Eric Claptón’ en boca de gente que ni tan siquiera había agarrado previamente un instrumento.Esta muy bien tener referentes, todos los tenemos.

Y tener una sana ambición resulta el mejor ingrediente para lograr esa motivación que nos haga superarnos día tras día, pero también tenemos que ser conscientes de que si aspiramos a mucho es posible que no seamos capaces de ver los pequeños resultados que día a día estamos consiguiendo y esto nos genere una gran frustración… la sensación de que “no mejoro”.

Quitarse de la cabeza complejos: Fuera el “esto no es lo mío”:

Creo que no valgo para esto. Esto no es lo mío, soy especialmente torpe… Estoy seguro de que si un profesor ganase un euro cada vez que escuchase alguna de estas frases podría al final de mes duplicar su sueldo.

A todos nos pasa, es una frase muy recurrente y un pensamiento demasiado común.  Pero para nada útil… nuestras limitaciones no están en nuestras manos, están en nuestra cabeza.

Pensar que alguien es menos capaz que otra persona, es algo tan equivocado como pensar que alguien es capaz de lograrlo practicando menos… Tan solo basta con decir que Steve Vai, considerado uno de los mejores guitarristas de la historia, pracitca más de 12h la guitarra día tras día…

Disfrutar con la práctica:

Nada tiene sentido, pero en la música todavía mucho menos, si nos dedicamos a practicar sin disfrutar verdaderamente de lo que estamos haciendo. Aprender en ningún caso se puede convertir en una penitencia… está claro que requiere de una exigencia.

Si algo no te exige planteate o que no estás haciéndolo bien o que no estás aprendiendo, pero tampoco puede resultarte un calvario.Hay que saber encontrar momentos para todo, momentos de exigencia, pero también momentos de diversión..

Seguramente aprendas a ser mejor guitarrista si te dedicas a hacer “abdominales” con tus dedos día tras día, pero es posible que pierdas la pasión por tocar y ello te lleve a abandonar el instrumento.

Sentirte acompañado:

Somos animales sociales, necesitamos del otro. En la música más que en muchas otras disciplinas artísticas el rodearte de personas con tu misma sensibilidad e inquietudes resulta fundamental.

Gracias a esto podemos desarrollar nuestra expresividad y compartir algo que nos llena y forma parte de nuestra forma de ser y estar en el mundo.

La música no deja de ser una forma más de comunicación y para que esta no resulte vacía tienen que haber otros actores con quienes compartir este mensaje. Eso y que si tocas con otras personas pues te echas unas buenas risas…

Ser autónomo es recomendable… autodidacta no tanto

Es posible que esta reflexión pueda sonar ciertamente tendenciosa o corporativista… Pero si analizamos cada uno de los puntos que hemos enumerado anteriormente está claro que la mejor manera de cumplirlos es a partir de una persona que pueda guiar nuestro camino y nos haga superar los retos que se nos plantean.Existen multitud de manuales, tutoriales, vídeos, ejercicios a los que una persona que se encuentra aprendiendo se puede acoger y todos ellos resultan perfectamente válidos para el aprendizaje.

Sin embargo, ninguno de ellos puede sustituir a la experiencia de quien te enseña y sabe guiar por el camino adecuado.Más allá de aprender con más o menos vicios y por tanto limitar en mayor o menor medida tu capacidad, el buen maestro debe ser la persona capaz de poder hacerte aprender en cada lección algo nuevo, guiándote en tu aprendizaje a partir de metas a corto plazo, haciéndote disfrutar de la práctica y acompañándote en la misma.

El buen maestro siempre debe valorar las potencialidades de alumno y sobretodo hacerle sentir que su esfuerzo siempre tiene una recompensa… a veces visible otras no tanto y sobretodo que CUALQUIER PERSONA ES CAPAZ DE CONVERTIRSE EN UN/A GRAN GUITARRISTA.